Esta serie de tres piezas se propone como una meditación sobre la textura visual y las propiedades de la materia a través de la fabricación de papel a mano.

He querido reflexionar sobre la contradicción entre la frialdad y la dureza de los exteriores urbanos y la fragilidad y la emotividad/emocionalidad de las personas que habitan estos espacios. Mediante la combinación de materiales incompatibles, exploro la pérdida que experimentamos cuando nos vemos absorbidos por la arquitectura de un lugar. A través de este proceso, contemplo lo que significa sentirse seguro o protegido frente a encontrarse contenido y restringido. ¿Qué se siente al ser el sujeto frente al objeto en un espacio? ¿Nos convertimos entonces en herramientas y nuestros cuerpos pasan a ser meras partes de las estructuras que nos limitan y sofocan nuestra naturaleza apacible?

Para explorar estas ideas, me pareció importante trabajar a una escala que me resultara físicamente difícil, una dimensión que apenas pudiera manejar por mí misma. Visualmente, quería emular una superficie parecida al hormigón y recurrí a la fabricación de papel, ya que también es un proceso hidrofílico, si bien el papel contrasta por su ligereza frente al cemento. Teniendo en cuenta que el papel consiste en fibras de celulosa separadas que forman enlaces de hidrógeno para crear una hoja, al utilizar tela de terciopelo negro, un material no natural (de poliéster), abordé el proceso con una oposición directa: intentar forzar un enlace de hidrógeno en un material que es incapaz de crearlo. Añadiendo la mínima cantidad de fibra de algodón natural, fue posible crear con delicadeza láminas únicas que sugieren el potencial de desgarrarse fácilmente al ser manipuladas.

Cada lámina está impregnada de ceniza de madera para realzar el color y la textura de referencia del hormigón. Me interesaba la ceniza de madera porque puede tener un efecto tóxico cuando se inhala. Quería añadir un “peligro material” que aludiera a la posibilidad de envenenarse cuando la ceniza de madera se dispersa en el aire al manipular el papel (en realidad, la ceniza no supondría en modo alguno una amenaza realista para los espectadores, dada su minúscula cantidad). Aunque la serie de papeles hace referencia a un material de construcción estructural y áspero, duro, su composición física y su tamaño hacen de estos papeles piezas increíblemente frágiles y sensuales.